jueves, 19 de julio de 2007

CUERPO Y ARQUITECTURA


Doctorado. Módulo 01. Patricia Mayayo / Fernando Espuelas



“Se prometió no volver a pisar aquella maldita casa. Había cumplido con creces, seguro, la más radical de las amistades no superaría ni la mitad de los excesos sufridos. Era más que suficiente y lo representó con la vehemencia propia de los inconstantes, con la rudeza de los obcecados y el desdén implacable de los reincidentes.
Las dos de la madrugada. Normalmente conseguía el sueño con admirable eficacia, pero no esa noche, quizás los desvelos del día lo habían rebasado y ahora pagaba injustamente los desequilibrios ajenos.
Aunque no era la primera vez, encendió la luz y salió a hurtadillas de su propia casa. En el vestíbulo de su eficaz edificio de viviendas creyó ver soñolientas y pegajosas mirillas abriéndose y señalando la imperdonable falta, acertadamente decidió volver la vista atrás para convertirse en sal.”


1-EL VACIO
Existe la verosímil creencia de que cuando un sevillano mandaba labrar una casa decía a su arquitecto: “hágame usted en este solar un gran patio y buenos corredores, si terreno queda, hágame usted habitaciones”(1), donde la aparentemente simpática e identificable idiosincrasia andaluza resume con rotunda precisión lo inabarcable de los sentidos ante el entorno, ante el contexto y quizás ante la vida. El
vacío como construcción perfecta, como ideal.
Detectar el potencial de la ausencia y subvertir todo el arsenal arquitectónico en favor suyo propondría un cambio de valores a caballo entre la negociación de Stonhenge y las rave parties.
Es, por tanto, preciso para generar dicha falta armarse un escenario, temporal y desmontable al principio, rígido y pesante quizás en poco tiempo, para establecer una diálogo con el medio, recrear distancia y poder confrontarse con la antigüedad desplegada.

2-EL UMBRAL
En la
mitología romana Jano (en latín Janus) es un dios que tenía dos caras mirando hacia ambos lados de su perfil,padre de Fontus. Jano era el dios de las puertas, los comienzos y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año que en español pasó del latín Ianuarius a Janeiro y Janero, y de ahí derivó a Enero).
Es el dios de los cambios y las transiciones, de los momentos en los que se traspasa el umbral que separa el pasado y el futuro, quizás sea por ello de los dioses más “públicos” y populares del pasado.
“Bajó hasta la puerta de entrada, la abrió y se detuvo en el umbral.
Cuando Hervé Joncour llegó hasta ella, sonrió. Él, abrazándola, le dijo en voz baja.
-Quédate conmigo, te lo ruego.”(2)

3-EL OÍDO
“Una vajilla de cerámica no es nada desdeñable, es cierto, pero a las cerámicas les faltan las cualidades de sombra y profundidad de las lacas. Son pesadas y frías al tacto; permeables al calor, no sirven para los alimentos calientes; además, el menor golpe les saca un ruido seco, mientras que las lacas, ligeras y suaves al tacto, no lastiman el oído.” (3)
Con la misma sensibilidad poética que Tanizaki, aunque desde el mordaz desapego occidental, Ray
Loriga nos dibuja bodegones auditivos y perfectamente audibles en cada novela desde “Lo peor de todo” hasta su última del género donde narra: “Simonetta está ya a la altura del Empire State. A pesar de los años, no hay manera de acostumbrarse a la impresión que produce Manhattan de noche. La luz blanca que se escapa de Times Square al subir por la Sexta Avenida. Las copas de los árboles agazapadas entre los edificios cuando se acerca uno a Central Park. La nostalgia de Martíni al pasar frente al restaurante Delmonico”(4)

4-BUENOS AIRES
“…Será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.”(5)

5-EL OLFATO
“Van llegando los grandes calores, los campos están pelados, todo es rastrojo y aridez, Nazaret es una aldea parda rodeada de silencio y soledad en las sofocantes horas del día, a la espera de que llegue la noche estrellada para que se pueda oír el respirar de paisaje oculto por la oscuridad y la música que hacen las esferas celestes al deslizarse unas sobre otras.”(6)
Ésta se decantará por la más histriónica de las indiferencias, de la habilidad con la que construyamos el teatrillo de la vida dependerá gran parte de nuestro fracaso.

6-LA METÁFORA
No resulta completamente estéril la asociación casi simétrica entre el cuerpo y la casa, especialmente en casos (casas) tan notables como la de Sir John Soane en Lincoln Inn Fields, de ella Rafael Moneo dijo “la casa que Soane fue levantando, poco a poco, a lo largo de su vida, a lo largo de su carrera, hasta convertirse en su propia imagen”.
La casa, el cuerpo y la vida mostrada con la fascinación de lo que carece de forma fija, acabada y precisa, como momentánea rigidización de un músculo, casi como un tirón.
Así lo describía Donald Kuspit “El impulso de lo que no tiene forma es radicalmente subjetivo, como indica su tendencia a eliminar la forma colectiva.”(7)

7-EL FINAL
La arquitectura del movimiento moderno preveía cada movimiento con la precisión del buen relojero, maniataba la interpretación del espacio y lo reemplazaba, histéricamente, por la correa de Paulov. La cita que Mario Praz hace de un proverbio árabe ilustra de esta manera el panegírico de la vivienda: “cuando la casa está terminada entra en ella la muerte”, quizás la casa de la madre de Le Corbusier en el lago Léman fue vilmente asesinada por chaises-longues despechadas.



El escenario arquitectónico se presenta hierático y sordo, los espacios controlados, ingobernables y mudos. El feto materno no es cúbico, y agrada pensar que los gestos desbordados e ingobernables en esta primera pequeña casa no se nos han olvidado del todo. Gastón Bachelard en “La poética del espacio” lo intuía así:
“Sin duda, las casas sucesivas donde hemos habitado más tarde han trivializado nuestros gestos. Pero nos sorprende mucho, si entramos en la antigua casa, tras décadas de odisea, el ver que los gestos más finos, los gestos primeros, son súbitamente vivos, siempre perfectos.”(8)

La arquitectura se nos muestra tan metonímica como acostumbra. Es nuestra labor recuperar el tacto como mediador de la inconsciencia, para inventar materia y forma, tamaño, textura y, por qué no, color y belleza. Despertando vínculos kinestésicos, negociadores y regalándole al artista-usuario modos ya ajados.
La escena del teatro de los sentidos está ahora repleta, bajemos el telón.









1-“En torno a la casa sevillana” Revista 2C. Construcción de la ciudad nº11, 1978
2-Alessandro Baricco “Seda” Ed. Anagrama, 1996
3-Junichiro Tanizaki “El elogio de la sombre” Ed. Siruela, 1994
4-Ray Loriga “El hombre que inventó Manhattan” Ed. El Aleph, 2004
5-Julio Cortázar “Bestiario” Ed. Santillana, 1951
6-José Saramago “El evangelio según Jesucristo” Ed. Santillana, 1991
8-Gastón Bachelard “La poética del espacio” Fondo de Cultura Económico, Méjico, 1983 (La cursiva es mía)
9-Donald Kuspit “Confesión de gestos” en Antoni Tàpies “Celebraciò de la mel”, 1991





Miguel Luengo Angulo, Julio de 2007

1 comentario:

Miguel dijo...

"Con dolor tenemos que arrancar de nuestras obras los cabellos que nos impiden llegar a su final sencillo, sencillo (.....) ¡la sencillez sencilla!"
DE LA SOTA, Alejandro. Alejandro de la Sota, Arquitectos. Pronaos. Madrid. 1997